Relato de la vieja casa
Relato de la vieja casa
La luz tintineaba en la
habitación, una habitación de casa vieja con piso de madera y bombillo
solitario, colgado de un único cable proveniente del ''cieloraso'' de madera
muy alto y puertas inmensas por doquier. Esta era una de las estancias de
mi casa en la infancia. Corría la mitad de los años setenta y nuestro hogar
parecía sacado de un tiempo y un lugar hace mucho olvidado, paredes hechas de
barro y caña, luces colgantes, paredes interiores de madera.
En uno de sus pasillos había un armario gigante que llegaba hasta el techo, cerrado con una cortina obscura, era un guarda ropa misterioso. Contaban mis mayores que por las noches aparecía la sombra de un infante entrando en el curioso mueble y a veces se escuchaba el llanto de un niño (el mismo niño supongo). Algunos dirán que parecen cuentos de viejos para asustar a los jóvenes, no asustarían a nadie, no es nada nuevo dirán… y tendrán razón.... Yo por mi parte nunca vi nada ni recuerdo nada sobrenatural… excepto aquellas pesadillas caóticas de las que no despertaba fácilmente y que supuestamente eran inducidas por la hipoglucemia nefasta.
Era la casa de mi infancia y la recuerdo inmensa y obscura, pero se pasaba bien al salir en patines por el corredor con barandas y saltar sobre las dos gradas de piedra de la entrada hasta caer al patio enzacatado, que mi abuelo mantenía siempre muy acicalado como cancha de fútbol mundial, sin embargo en la noche era bastante tenebroso trasladarse al sanitario, me tocaba atravesar el pasillo obscuro perteneciente al armario misterioso, un pasillo extenso o eso sentía yo… siempre al lado del tan mencionado artefacto y cuyas cortinas se movían con la brisa causada por mi paso apresurado, era necesario llevar una vela para iluminar el camino... una linterna de baterías era un lujo y no es que no tuviéramos luz eléctrica, pero el camino hasta el apagador era incierto y podría resultar en derrumbamiento de ollas o conmigo en el piso y maltrecho, así que la estrategia era usar una vela Al caminar sentías una presencia a tus espaldas en cuyo caso mi estrategia era correr aunque se apagara la vela… en fin el asunto resultaba bastante apremiante para un niño de seis o siete años.
En uno de sus pasillos había un armario gigante que llegaba hasta el techo, cerrado con una cortina obscura, era un guarda ropa misterioso. Contaban mis mayores que por las noches aparecía la sombra de un infante entrando en el curioso mueble y a veces se escuchaba el llanto de un niño (el mismo niño supongo). Algunos dirán que parecen cuentos de viejos para asustar a los jóvenes, no asustarían a nadie, no es nada nuevo dirán… y tendrán razón.... Yo por mi parte nunca vi nada ni recuerdo nada sobrenatural… excepto aquellas pesadillas caóticas de las que no despertaba fácilmente y que supuestamente eran inducidas por la hipoglucemia nefasta.
Era la casa de mi infancia y la recuerdo inmensa y obscura, pero se pasaba bien al salir en patines por el corredor con barandas y saltar sobre las dos gradas de piedra de la entrada hasta caer al patio enzacatado, que mi abuelo mantenía siempre muy acicalado como cancha de fútbol mundial, sin embargo en la noche era bastante tenebroso trasladarse al sanitario, me tocaba atravesar el pasillo obscuro perteneciente al armario misterioso, un pasillo extenso o eso sentía yo… siempre al lado del tan mencionado artefacto y cuyas cortinas se movían con la brisa causada por mi paso apresurado, era necesario llevar una vela para iluminar el camino... una linterna de baterías era un lujo y no es que no tuviéramos luz eléctrica, pero el camino hasta el apagador era incierto y podría resultar en derrumbamiento de ollas o conmigo en el piso y maltrecho, así que la estrategia era usar una vela Al caminar sentías una presencia a tus espaldas en cuyo caso mi estrategia era correr aunque se apagara la vela… en fin el asunto resultaba bastante apremiante para un niño de seis o siete años.
La sombra del infante seguía apareciendo camino al armario a vista de mis
familiares, algunos de los cuales tenían visión directa de la escena, los
llantos se suscitaban en ciertas ocasiones, nunca supe su origen o el
porque.
El tiempo pasó y dejamos la casa para mudarnos a otra casa contigua, bastante mejor en comparación con mi casucha vieja. Un tiempo después unos colegas de mi tía la fueron a buscar y terminaron en la vieja casa, ya que tenían nuestra dirección anterior, la casa estaba desocupada hacia ya casi dos años y sin embargo estas personas nos dijeron haber hablado con un anciano y su hija, quienes abrieron la puerta de la casa y dijeron a los extraños que tocaron la puerta lo siguiente:
Doña Rita y toda su familia partieron y no sabemos donde fueron, seguidamente el anciano cerró la puerta y los colegas se fueron decepcionados. Lo curioso es que las dos casas eran contiguas y visitábamos muy a menudo el viejo hogar, allí nunca había nadie….
El tiempo pasó y dejamos la casa para mudarnos a otra casa contigua, bastante mejor en comparación con mi casucha vieja. Un tiempo después unos colegas de mi tía la fueron a buscar y terminaron en la vieja casa, ya que tenían nuestra dirección anterior, la casa estaba desocupada hacia ya casi dos años y sin embargo estas personas nos dijeron haber hablado con un anciano y su hija, quienes abrieron la puerta de la casa y dijeron a los extraños que tocaron la puerta lo siguiente:
Doña Rita y toda su familia partieron y no sabemos donde fueron, seguidamente el anciano cerró la puerta y los colegas se fueron decepcionados. Lo curioso es que las dos casas eran contiguas y visitábamos muy a menudo el viejo hogar, allí nunca había nadie….
Definición de algunas palabras desconocidas:
Cieloraso: Cobertura de madera u otro material que aísla las estructuras que sostienen al techo(vigas y entramado), cables eléctricos y demás, es donde se atornillan las luminarias de una casa.
Enzacado: Zona verde.
León Bonet 16/6/14
León Bonet 16/6/14
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