El inmortal
En aquel momento un
sonido le sorprende desligándose del trance en el que permanecía,
camina con premura hacia la abertura en la pared causada por algún
objeto inmenso ahora inexistente y que abría la entrada a una
habitación de aseo, la cual se encontraba anexa a la casa en ruinas
que había sido heredada junto con la propiedad. El bosque antiguo
por el que transitó minutos antes quedó atrás y ahora aquella
abertura se presenta obscura y amenazante, el sonido de nuevo le
obliga a detenerse, mientras sus ojos se acostumbran a la penumbra
logra observar al otro lado de la habitación una puerta con la que
podría dar acceso a la casa.
La losa cerámica de
un antiguo cuarto de baño manchado por años de abandono, frío y
silencioso le recibe, cruza la puerta y en instantes se encuentra en
un pasillo largo con piso de madera y habitaciones a sendos lados.
Al final del pasillo había una escalera que daba acceso a la planta
alta, al caminar el crujir de la madera alertaba el silencio
sepulcral del lugar, dudó… pero continuó.
Un fantasma… un
sonido antiguo enterrado en las paredes de aquella enorme casa; y
ahora era visible…
arrastraba una
cadena larga que golpeaba los muebles y las paredes, sus pies en
forma de raíz de árbol hacía que el piso crujiera al andar…
continuará...II°Observando al testigo de aquella visión y su palidez, era evidente el terror que le golpeaba en la frente, inerte no movió un dedo, pero su respiración no dio tregua, cada segundo más apresurada, el corazón en la garganta le mantuvo contra aquella pared, a la que parecía querer atravesar.
La
criatura estaba absorta en alguna labor invisible para los
mortales, con movimientos lentos tomaba algo de una antigua
mesa, luego caminaba a otra mesa en frente en donde ponía aquella cosa, desconocida para el atormentado espectador que la observaba, aquel espanto repetía la acción una y otra vez.
El
hombre quiso moverse mas no pudo…. Tragó saliva y trato de
calmarse, aquel monstruo no lo determinó, continuaba en su
labor constante e inexorable. El aterrado ciudadano logró despegarse de la pared y la
criatura ni se inmutó, Darío se dio cuenta de que no parecía ser visto, era como si existiesen en planos distintos, eso le infundió valor,
aunque la escena fuese tan irreal. Con el vello erizado y las piernas
débiles caminó hacia el espectro que ahora si pareció reaccionar, el hombre
se detuvo, tragó saliva nuevamente y dijo: -!¿quién eres que me
asustas en mis tierras?¡ -!¿cómo te atreves a entrar en la casa de
mis ancestros y atemorizarme?¡-!He atravesado desiertos y bosques
antiguos¡-!he luchado contra sombras y rayos¡ -!he perdido amor y
orgullo¡
!destruido
hombres con hierro y fuego¡ !no me vencerás en mi sitio¡- dijo el
hombre ya con la fuerza de mil guerreros-
La
criatura respondió con voz profunda:
-No
soy yo el causante de tus miedos- -siempre he estado ahí en tus
guerras- he sido el que te ha sostenido en tus travesías, he
alimentado tus ansias de batalla….
Mas no soy yo el motivo de tus tormentos.
Darío vivía con sus padres, dos hermanos y una hermana mayores que él,
pasó sus años de niñez jugando, corriendo, descubriendo el mundo,
era un niño normal como todos.
A la
edad de cinco años cayó por una ladera rocosa muy empinada,
golpeando su cabeza y varias partes de su pequeño cuerpo fuertemente
contra las rocas, rebotó tres o cuatro veces en la pared maciza
de piedra y terminó en el fondo del despeñadero, varios metros
más abajo. Su madre corrió gritando desesperadamente, todos los
testigos pensaron que había muerto, sin embargo al llegar los
auxiliares al lugar, lo encontraron sentado en una piedra, asustado,
con sangre en su cabeza pero ninguna herida. Insólito dijeron
algunos, habrá sido la divinidad dijeron otros pero el hecho era que
Darío había sobrevivido a una caída mortal.
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